Cerca de Jiwika, conocí a Wasilani, hijo del jefe del poblado. Él me llevó, pasando por campo de batatas, hasta un grupo de bananos y bosquecillo donde cuatro cerdos, vigilados por dos niños, grunían y hurgaban en montones de ramas y hojas, desde allí, me condujo a una puerta en una verja de madera que rodeaba un recinto con siete cabañas, seis de ellas circulares, la séptima alargada y rectangular, la cocina de las mujeres. La cabaña de los hombres estaba enfrete de la puerta, las de mujeres y niños repartidos por alrededor. Las paredes estaban hechas con tablones de maderas atados con lianas, lo techos de hierba eran abovedados. El recinto en el que entramos estaba limpio, vacío. Así define Tobias Schneebaum, un poblado Dani en su libro Hombre Salvaje.
Enhorabuena por tu blog!Me encanta, pero cuelga muchas más, no? tienes fotos maravillosas que enseñar...aunque lo mas importante es como te sientas en cada uno de esos lugares...y eso es muy dificil de expresar.
ResponderEliminarTe regalo otra frase para tu blog: "En cualquier lugar del mundo hay un rincón que nos hace crecer y despertar más allá de la realidad que vivimos"
Por eso, sigue viajando...sigue viviendo...
Con esa maravilla de entorno no se necesita nada más para vivir
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